miércoles, 30 de marzo de 2011

Capítulo uno: Manhattan

A menudo se utiliza “Manhattan” como sinónimo de Nueva York. Es una sinécdoque un poco injusta, porque la ciudad consta de otros cuatro distritos, mucho más grandes y más poblados que la famosa isla: Queens, The Bronx, Brooklyn y Staten Island. Pero es que Manhattan... es mucho Manhattan. Woody Allen dice al principio de su famosa película que “adoraba Nueva York”, y que la idolatraba “desmesuradamente”. Sí, Nueva York en conjunto. Pero no llamó a su película Brooklyn o Queens, ¿no?

Aunque ciertas partes de estas zonas estén cada vez más de moda, Manhattan sigue siendo el centro económico, comercial y cultural, la Nueva York más idealizada que buscan los recién llegados, la urbe de celuloide, la de los rascacielos, la de los alquileres más vergonzosos. La más bonita, en la manera extraña en la que esta ciudad, con su suciedad y su caos, puede llegar a serlo.

(En la imagen, el Midtown de Manhattan visto desde el Rockefeller Center en los años treinta)

sábado, 12 de febrero de 2011

Los matones

Sigo en la misma empresa, pero ejercer el periodismo en Valencia y hacerlo aquí es muy diferente, más allá de las razones obvias. En lo que respecta a la profesión, la labor del corresponsal está idealizada. La vida es más complicada, claro, principalmente por la soledad, por estar lejos de casa. Pero aquí es más fácil trabajar. El periodismo local es lo hardcore, aunque a veces no brille tanto.

En una corresponsalía como ésta, el acceso a las fuentes es más limitado, y no hay necesidad ni posibilidad de hacer muchas preguntas incómodas. Y sobre todo, no hay posibilidad de no hacerlas y quedarse con un nosequé en el estómago. No hay presiones ni anunciantes. No hay consellers, alcaldes, concejales o presidentes de diputaciones a los que te gustaría poner a caldo en todas las páginas del periódico, en todos los teletipos de la agencia, en todos los minutos de emisión de televisiones y radios.

Y ello no es ni mejor ni peor, simplemente es diferente. Las agencias tienen sus particularidades, las corresponsalías también. Efe es extranjera aquí, y ocupa una pequeña oficina en una ciudad en la que las imponentes sedes de Reuters, del New York Times o del Wall Street Journal se yerguen en puntos privilegiados, como matones, para recordarte quién manda aquí. Aunque con matones así da gusto pasear por el barrio.


miércoles, 9 de febrero de 2011

Manjares

El aspecto profesional es muy distinto, pero la vida diaria en Nueva York ha supuesto un reencuentro con la canadian experience. La nieve, el café aguado, el concepto de moda que tiene la gente, la comida. Este asunto sin embargo ha mejorado notablemente: dispongo de un supermercado con una gran oferta delante de casa, lo opuesto al timo que teníamos en York University. Con eso y un poco de ganas, he incorporado nuevos manjares a la que fue mi dieta a base de arroz con cosas, pasta con cosas y cosas a la plancha.

Las estrellas de mi régimen 2.0 son las lentejas con chorizo y un pescado blanco que no sé muy bien cuál es, pero puedo asegurar que no es salmón ni está rebozado y cortado en varitas. Eso sí, no he podido evitar volver a los noodles de tres bolsas por un dólar, a los sándwiches, al yogur en envases gigantes, al zumo de naranja de medio galón. Y a maravillarme con los productos como de otro mundo cuando voy a comprar: hamburguesas con pan cocinadas y congeladas, un sustitutivo de queso elaborado sin leche, auténticas cake wrecks, muffins que te plantan cara o pastillas de aceite de hígado de bacalao.

Sin embargo, lo mejor por el momento es la sección "Spain" del supermercado, donde se pueden encontrar desde arroces "tipo valenciano" hasta velas de santos, de las que por desgracia no tengo foto.


lunes, 3 de enero de 2011

The final countdown

Comencé a estudiar periodismo en septiembre de 2005. A pesar de las dudas del principio, y de haber empezado otra carrera, terminé la licenciatura hace unos meses. Varios ex-estudiantes de mi promoción y de la anterior hemos hablado sobre quién de nuestra clase de la universidad tiene un contrato. Siempre llegamos a la conclusión de que muy pocos: la inmensa mayoría somos becarios o estudiantes de máster u otras carreras, como mucho colaboradores en algún medio. No tener trabajo es lo normal, tenerlo es una anomalía.

Yo estoy en el bando de las becarias. Después de haber trabajado un año en la delegación de la Agencia Efe en Valencia, en una semana lo haré en sus oficinas de Nueva York. Este privilegio durará doce meses. Después quién sabe, vendrán otros estudios, otras becas, un trabajo de verdad.

De momento, el próximo año seguiré sin hacer la declaración de la renta y ganaré por hora algo más que un barman de Nueva York, pero menos que los cocineros y chefs de la ciudad. Esto es en base a los datos que daba hace un par de semanas en un artículo el corresponsal de El País en Nueva York, Sandro Pozzi, y de unos cálculos chapuceros que acabo de hacer teniendo en cuenta la cotización del euro. Desde luego, solamente me pareceré a Carrie Bradshaw en el portátil y en que, como ella, viviré en Manhattan con un señor que tiene más dinero que yo. Aunque yo no tenga acceso a la cuenta corriente del señor en cuestión y ella sí.

Como hice en mi estancia de estudios en Toronto, creo el blog como una herramienta para reflexionar sobre lo que iré viviendo, para ponerlo en orden, pero sobre todo para comunicarme con los que tengo lejos. Así, uno de mis buenos propósitos para 2011 será no ser vaga y mantenerlo actualizado. I'll try, I promise, como dirían en los USA.